Es curiosa la palabra perdonar. La
persona que más ha perdonado a lo largo de los siglos ha sido Jesús. O por lo
menos en su nombre lo hacen. Él fue quien la introdujo en la sociedad y tenía
su sentido cómo y cuando la utilizó. Él era muy consciente de esto.
Después, las personas que la han
seguido usando ya le dieron un punto de poder.
Tal y como se usa actualmente el
que perdona se coloca por encima del que es perdonado, ejerciendo una
supremacía que no se ajusta a la realidad.
También, él que pide perdón se
coloca por debajo e incluso tiene que usar una actitud de humillación para
pedir perdón y que sea concedido. Los curas han ejercido durante siglos este
poder. Han hecho tronos donde ponerse y que la gente se acerque con cara de
humildad a que sean absorbidos sus pecados. Ellos, arrogantes, los han
escuchado e incluso han cotilleando en aquellas cosas del feligrés que a ellos
nada les incumbe. Y luego los han absuelto de no sé qué pecados en nombre de un
dios que ellos han creado.
Estoy cansado de oír a la gente
decir: “yo perdono pero no olvido”. Y me pregunto: ¿Qué entenderán ellos por
perdón? ¿Qué será perdonar? Y si supuestamente son capaces de perdonar ¿Qué
sentido tiene no olvidar? ¿No se olvida para devolverla? Entonces eso es
venganza no perdón. ¿No se olvida para ejercitar la memoria? Entonces creo que
esta se puede tener en marcha de otras formas más saludables para el resto del
mundo.
Perdonar…
A veces no pedimos perdón por
orgullo. Incluso la persona a la que hemos ofendido ya se ha olvidado de la
ofensa y somos nosotros los que no somos capaces de perdonarnos. Entonces el
sacerdote no esta en la iglesia ni en el confesionario. El cura lo llevamos
dentro.
¡Hemos creado nuestro propio cura!
Este cura tan particular viene con
sus propias leyes de nuestra particular santa madre iglesia. Haciendo que nos
sintamos culpables de aquellas acciones que se salen de nuestra biblia
particular. Así se crea la culpabilidad, así se crea la sumisión y así se crea
el esclavo.
Pero no nos engañemos con las
personas que dicen que no creen en la religión. Ellos no tienen curas, pero
tienen jueces interiores que para los efectos es lo mismo.
Perdonar no es un acto de
restauración, ni de sumisión, no es volver a antes de que el dolor se produzca.
Es un acto de amor del que perdona hacia el que comete el pecado. Cuando le
piden perdón cogen la barbilla del culpable tiernamente con la mano y mirándole
a los ojos le dice: “te perdono, ve y no lo vuelvas a hacer más”. Y después
olvida el pasado ya que solo tenemos el presente.
Y no lo hace por su ego, ni por su
dolor. Lo hace para ayudar a la otra persona a crecer, a ser mejor persona, a
aumentar su consciencia.
Y ¡ojo! Si una vez se comete un
error es ser humano. Si se comete dos veces, es un acto de estupidez humana.
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