miércoles, 1 de agosto de 2012

PERDON

Es curiosa la palabra perdonar. La persona que más ha perdonado a lo largo de los siglos ha sido Jesús. O por lo menos en su nombre lo hacen. Él fue quien la introdujo en la sociedad y tenía su sentido cómo y cuando la utilizó. Él era muy consciente de esto.
Después, las personas que la han seguido usando ya le dieron un punto de poder.
Tal y como se usa actualmente el que perdona se coloca por encima del que es perdonado, ejerciendo una supremacía que no se ajusta a la realidad.
También, él que pide perdón se coloca por debajo e incluso tiene que usar una actitud de humillación para pedir perdón y que sea concedido. Los curas han ejercido durante siglos este poder. Han hecho tronos donde ponerse y que la gente se acerque con cara de humildad a que sean absorbidos sus pecados. Ellos, arrogantes, los han escuchado e incluso han cotilleando en aquellas cosas del feligrés que a ellos nada les incumbe. Y luego los han absuelto de no sé qué pecados en nombre de un dios que ellos han creado.
Estoy cansado de oír a la gente decir: “yo perdono pero no olvido”. Y me pregunto: ¿Qué entenderán ellos por perdón? ¿Qué será perdonar? Y si supuestamente son capaces de perdonar ¿Qué sentido tiene no olvidar? ¿No se olvida para devolverla? Entonces eso es venganza no perdón. ¿No se olvida para ejercitar la memoria? Entonces creo que esta se puede tener en marcha de otras formas más saludables para el resto del mundo.
Perdonar…
A veces no pedimos perdón por orgullo. Incluso la persona a la que hemos ofendido ya se ha olvidado de la ofensa y somos nosotros los que no somos capaces de perdonarnos. Entonces el sacerdote no esta en la iglesia ni en el confesionario. El cura lo llevamos dentro.
¡Hemos creado nuestro propio cura!
Este cura tan particular viene con sus propias leyes de nuestra particular santa madre iglesia. Haciendo que nos sintamos culpables de aquellas acciones que se salen de nuestra biblia particular. Así se crea la culpabilidad, así se crea la sumisión y así se crea el esclavo.
Pero no nos engañemos con las personas que dicen que no creen en la religión. Ellos no tienen curas, pero tienen jueces interiores que para los efectos es lo mismo.
Perdonar no es un acto de restauración, ni de sumisión, no es volver a antes de que el dolor se produzca. Es un acto de amor del que perdona hacia el que comete el pecado. Cuando le piden perdón cogen la barbilla del culpable tiernamente con la mano y mirándole a los ojos le dice: “te perdono, ve y no lo vuelvas a hacer más”. Y después olvida el pasado ya que solo tenemos el presente.
Y no lo hace por su ego, ni por su dolor. Lo hace para ayudar a la otra persona a crecer, a ser mejor persona, a aumentar su consciencia.
Y ¡ojo! Si una vez se comete un error es ser humano. Si se comete dos veces, es un acto de estupidez humana.

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