domingo, 26 de agosto de 2012

EL VACÍO


En ocasiones nos sentimos vacíos. Tenemos todo: coche, casa, algunos trabajo, móviles, ordenadores, mujer u hombre, hijos, padres, etc. Y aún así nos sentimos vacíos.

Tratamos de hacer otras cosas para ver si así conseguimos llenar el hueco que unos son capaces de ver y otros, por desgracia, lo sienten y no son capaces de darle forma y definición a esa sensación.

Contactar con nuestro vacío lo podemos hacer de varias formas. Si no somos capaces de hacerlo, la vida misma hace que lo hagamos poniéndonos en situaciones dolorosas: muertes de familiares, amigos, animales de compañía, accidentes de tráfico con lesiones, pérdida del trabajo, rotura de una familia, etc. Las causas pueden ser muchas y muy variables.

Cuando contactamos con nuestro vacío, hace que nos sintamos perdidos, sin rumbo. Las energías se nos van y apenas tenemos fuerzas para tirar para adelante.

Es una sensación de no seguridad. De no poder sujetarte a ninguna cosa ni persona. La sensación de que nadie ni nada puede ayudarte y estas en suspensión, esperando a que algo suceda y nos saque de este estado. Esto sucede en el mejor de los casos. En el peor nos colgamos de otras personas y nos volvemos una carga emocional para ellas.

Lo más común es que las personas tienden a huir de su vacío. Tratan de llenarlo a toda costa para no sentirlo y a cualquier precio. Drogas, sexo, lujo, juego, medicación, etc. Son algunas de las cosas que se usan para ello.

Por el contrario, hay personas que buscan ese vacío. Que lo persiguen ya que estar en él les aporta equilibrio. ¿Cómo puede ser esto?

Estas últimas suelen ser místicos, maestros espirituales, etc.

Estar o encontrar el vacío de cada uno es vital para encontrar el equilibrio interior de cada persona. Sin ese equilibrio impera la inmadurez, la confusión, la ansiedad, el estrés, etc. Sólo encontrando la paz interior se pueden encontrar la respuesta a tantas y tantas preguntas que nos hacemos día a día y que nos les encontramos solución.

Desde mi punto de vista, este vacío puede ayudarnos mucho en nuestra vida. Estar en él es estar en contacto con nuestro ser más interno. Con nuestro yo autentico y del que emanan muchas de las capacidades que nos ayudaran a resolver muchos de los problemas que la vida nos presenta para que crezcamos y maduremos.

Considero que tenemos que descubrir nuestro vacío. Es más, creo que tenemos que ir en su busca. Descubrirlo, destaparlo y meternos de cabeza en él.

Esto da miedo y terror, pero una vez que descubramos que este vacío es como el mago que tiene una chistera y de ella saca todo lo que necesita. Entonces el concepto de vacío cambiara.

Hemos de saber que esta sensación no podemos cubrirla con nada. Podemos mirar para otro lado si queremos. Podemos hacer que no lo vemos, pero él nos acompañara allá donde vallamos, como una sombra.

Así que considero que en vez de huir es mucho más beneficioso para nosotros meternos en él.

Entrar en este espacio va a hacer que nos adentremos en nuestra soledad a la vez. Va ha hacer que descubramos nuestro silencio interior. Que descubramos el equilibrio y la tranquilidad de tener nuestro interior en paz.

Entrar en el vacío es volvernos niños. Descubrir nuevamente nuestro mundo interior. Es descubrir lo que somos. Es aumentar la consciencia de nosotros y del entorno que nos rodea y cubre nuestras necesidades.

También he de decir que si no entramos en él con la predisposición adecuada y con el guía adecuado, será muy fácil perdernos y volvernos más histéricos y neuróticos de lo que estábamos anteriormente.

Es necesario que entremos en este espacio con confianza, firmeza y determinación. Meditando para aumenta nuestra consciencia. Hablando con las personas adecuadas para poder comprender que nos pasa. Escuchar nuestro interior, moderar nuestra mente y nuestros deseos.

El vacío es parte de nosotros, es nosotros mismos. No es necesario huir de él ya que entonces huimos de nuestro ser.

Hemos de ser conscientes que no es algo que tengamos que llenar. Es algo que tenemos que sentir y dejar que su energía fluya por nosotros.
 
Estar vacío por dentro es haber vuelto a casa. Es estar en silencio. Es aceptar lo que somos.

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