miércoles, 15 de agosto de 2012

DISPARIDAD DE OPINIONES

Me encontraba en casa con una persona. Estábamos tranquilos en el sofá charlando, riendo y jugando. En un momento determinado sonó el teléfono y contesté.
La otra persona se sintió dolida, cogió la puerta y se marchó. No fui a por ella. Al rato volvió cogió su móvil y se marcho nuevamente.
Yo me encontraba en shock. No sabía qué hacer, que decir y necesitaba tiempo para reaccionar que no tenía. Mi respuesta fue dejarla marchar, libre de decidir si quería volver o no. No volvió.
Me senté a meditar y sentía confuso. Sentía que no tenía los pies en la tierra. Me sentía en una nube y no conseguía aclarar mi cabeza.
Deje que el tiempo pasase, pero seguía sin tener la cabeza despejada y ver que quería, comprenderme y comprender a esa persona.
Por la tarde hablamos por teléfono y nuevamente nos vimos por la noche. Cenamos, charlamos y aún así seguía sintiendo que algo había cambiado en mí con el portazo de la mañana que no lograba aislar para tomar consciencia de él. Así que como no sabía qué hacer, pues profundice más en la discusión. Dije cosas que no sentía, pero que tenía que decir para descubrirme. Sé que le hice daño al comentarlas. Fue muy egoísta por mi parte, pero no podía desaprovechar la oportunidad ya que si no se me volvería a repetir la situación hasta que no aprendiese de ella.
En este tiempo me di cuenta que la situación no era la primera vez que se me representaba y en las ocasiones anteriores no había aprendido de ellas. Así que sé que se me volvería a presentar si no la resolvía en esta ocasión. Solo metiéndome hasta el fondo en ella podía salir de esa espiral de comportamiento insano para mí.
Al día siguiente hablamos y yo me lie más. Me sentí más confuso, perdido y sin encontrar lo que buscaba. Escuche a la persona explicarse y en una ocasión dijo una frase que me llamo mucho la atención. La frase fue: “es que eso no es de un hombre de cuarenta años”. Esto lo decía por varias cosas, pero me despertó ella sola, concisa y directa.
Me pregunté cómo es que me impacto ese conjunto de palabras. Me di cuenta que estaba haciendo cosas para sentirme joven, para no sentir que estaba en la etapa adulta de una persona. Estaba yendo contra natura. Estaba fuera de mi etapa natural de la vida de una persona. Quería ser un chaval con cuarenta y dos años. Esto es totalmente neurótico, fuera de la realidad. Esta fue la clave de toda la situación.
Darme cuenta de esto me puso los pies en la realidad. En mi verdad, en el presente. Esto es para mí ser consciente de mi vida. Saber donde piso, donde estoy y que estoy haciendo. Me ha dado perspectiva de tener en cuenta a los otros y a mí mismo. Respetarlos, amarlos, protegerlos, dejarles libres para que vivan su vida.
La situación que a lo largo de todos estos años se me ha repetido una y otra vez se ha resuelto encontrando lo que me quería enseñar.
Ahora me pregunto ¿esto mismo nos pasara a todos, como la resuelve cada uno o siguen envueltos en la espiral insana que nos impide crecer?
Con esa persona volví a hablar. La abrace, le di dos besos, le di las gracias y ahora somos amigos tanto o más que antes.

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