Me encanta
el monte. El olor a pinos. El canto de las chicharras en verano…
Estando sentado
en el zafú me llamó un compañero que tenía un problema y quería que le ayudara
en el asunto. El se encontraba en La Manga.
Esta llamada
me molesto. No me apetecía coger el coche e ir allá. Obviamente a él no le dije
todo esto, sólo le contesté que iría.
Seguí meditando
y de golpe me vino a la mente ¿no será que la existencia no quiere que hoy, día
de mi cumpleaños, no haga lo que tengo planeado y por el contrario haga algo
totalmente diferente?
Me levante
del zafú. Ducha rápida. Llame a una amiga que tenía allí una casa y quedé con
ella para comer. Fui a casa de mi amigo. Solventamos el asunto. Comí con mi
amiga. Nos dimos un baño divino en Calblanque y nos tomamos unos gintonic en el
ZM y en Calarreona.
Después cena
con tarta con mi familia y sofá a leer tranquilamente hasta que nos dio sueño y
a la cama a descansar.
Hice todo lo
que no había pensado hacer. El día fue fantástico, lo que necesitaba para mi
cumpleaños.
A veces
organizamos nuestra vida así o asado, y lo que realmente quiere la existencia
es algo totalmente diferente ya que ella sabe realmente que necesita nuestra
alma.
Nosotros,
con nuestro ego, nos resistimos, forcejeamos para que esto o aquello no suceda
y aún así sucede. En esta lucha sin sentido perdemos mucha energía, fuerza, nos
desgastamos y siempre, siempre perdemos. Somos menos fuertes que la vida.
Resistirse a
un hecho hace que lo vivamos con desgana y no nos permite disfrutar de todo lo
bello que nos pueda aportar y enseñar. La existencia siempre quiere enseñarnos
cosas buenas para nuestro ser. Cosas que en ese momento, veamos o no, son
necesarias para nuestro crecimiento interior. Que las veamos, las vivamos, las
disfrutemos y aprendamos depende de nosotros.
Si nos
dejamos fluir las cosas vendrán, fluirán por nosotros y se irán. Habremos aprendido
de la experiencia. Habremos cambiado. Nos haremos más sabios y la vida seguirá
fluyendo como un río.
Esto nos
aportará tranquilidad, relajación, madurez, sabiduría y paz interior.
Nos volveremos
mansos como un río en su desembocadura al mar, llenos de vida y expectantes a
la vida.
Buda, Lao
Tse, Osho, Rumí, Zaratustra, Jesús, Mahoma, Moisés, los maestros zen, etc, etc,
etc. Hos hablaron de esto y siguen haciéndolo a través de su legado escrito. Aprendamos
de ellos. Solo así seremos nosotros mismos.
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