jueves, 25 de octubre de 2012

SER CONSCIENTE ES SENTIR EL VACIO


La consciencia es un estado del ser muy espiritual. Es un estado religioso donde tú danzas con el universo. Vibras con su ritmo, con su pulso.

Pensamos, fantaseamos e imaginamos como puede ser o será el futuro. Tratamos de controlarlo pero no tenemos ni idea de lo que está sucediendo ahora mismo o nuestro alrededor.

Hay un proceso muy importante para nosotros, si no se llevase a efecto moriríamos en treinta segundos. Apenas somos conscientes de él. Su ritmo nos dice mucho de cómo estamos en ese momento. Si nos estresamos o relajamos, aceleramos o nos ponemos tensos. Y apenas somos conscientes de él. Me refiero a la respiración.

En todo momento y mientras vivimos la respiración se está llevando a cabo. Pues apenas somos conscientes de ella. Así sucede con muchos procesos que se desarrollan a nuestro alrededor y no nos damos ni cuenta.

Tomar consciencia de nuestro ser, de nuestra mente, de nosotros mismos nos puede permitir alcanzar la dicha.

Ser conscientes de donde estamos, que queremos, que deseamos y porqué luchamos nos permite desempolvar el mapa de nuestro ser. Saber donde nos encontramos y que nos sucede.

Aumentar la consciencia es madurar, crecer y aceptar. Aumentar la consciencia es estar cada vez más en suspensión, en el vacío. Es estar alerta sobre nosotros mismos, es guiarnos en la vida con el corazón ya que la mente cada vez nos aleja más y más del darnos cuenta de los procesos.

Ser conscientes es quedarse en suspensión, sin estructuras que nos den la sensación de seguridad. Es actuar aquí y ahora y en eso ni el pasado ni el futuro nos puede ayudar. Para ser consciente solo podemos hacerlo estando aquí, existiendo aquí, siendo ahora. No mañana ni pasado. El hoy, el ahora lo es todo.

Para aumentar la consciencia hemos de empezar por ser conscientes de nuestros propios procesos. De lo que sucede en nuestro ser.

Meditar, estar con uno mismo, la soledad bien usada, ver que nos pasa a nosotros en cada momento nos puede ayudar a aumentar la consciencia.

Estar en el vacío que lleva la consciencia da mucho miedo, pero esto se debe a que no lo conocemos y no nos conocemos nosotros mismos ni nuestros recursos.

Estar en el vacío que produce la consciencia es actuar espontáneamente. A cada problema una solución. Es ser auténticos, genuinos.

Solo el vacío que genera vivir en el presente, modera la mente y permite darnos cuenta de lo que sucede en nuestro interior. El puede provocar que seamos felices y contentos con nuestra vida y con nosotros mismos.

Cuando nos paramos a mirar que cosas pasan en nuestro interior se nos abre un universo de procesos que no nos habíamos dado cuenta que se estaban desarrollando a nuestro alrededor.

La vida es muy hermosa y merece la pena vivirla si somos conscientes de lo que está sucediendo y las circunstancias que hacen que se produzcan.

Si queremos tener una existencia plena hemos de descubrir las mentiras  en las que vivimos y aceptar la verdad de nuestra existencia por mucho que nos duela descubrirla. Sólo así alcanzaremos la felicidad en esta vida y en las siguientes.

ANGUSTIA

La angustia es un estado anímico que casi todos en este mundo hemos conocido. Sentirla es algo natural cuando no vivimos en la realidad.

Es derivada de la ansiedad y al igual que esta, procede de querer vivir en el futuro. Querer conquistarlo ya que la inseguridad nos da un miedo atroz.

Vivir en el futuro es estar en la fantasía. No existe, no ha pasado todavía. Querer controlarlo es una utopía. Querer controlar lo que no ha sucedido todavía es una tontería sin sentido. Pero la gente cree que sí puede, allá ellos.

La distancia que existe entre la creencia y la realidad es la que genera la angustia.

Sentir angustia, como he dicho, es natural. Tenemos derecho a sentirla. Pero también tenemos que tener claro que somos los responsables de esa emoción.

Hemos de ser conscientes que tanto la ansiedad como la angustia la generamos nosotros. Aunque parezca raro y contradictorio, somos los responsables de nuestras propias emociones. Tenemos que dejar de acusar a los demás o a las circunstancias de provocarnos las emociones. Somos nosotros mismos las que las generamos.

Si en algún momento podemos ser capaces de estar en el estado de no mente comprenderemos a lo que me estoy refiriendo.

Vivir en el presente, dejar de preocuparnos por el futuro, aceptar lo que la vida nos ofrece, estar abiertos y aceptar a los demás como son y no como queremos que sean y aceptarnos con nuestros infiernos y nuestros cielos, son los secretos para que la angustia no nos visite.

Si a esto le añadimos el exceso de energía que generamos en las situaciones de stress y no somos capaces de eliminarla para restablecer el equilibrio corporal energético, hace que la angustia aumente, crezca y se desborde arrollándonos a su paso.

Aumentar la consciencia sobre nosotros mismos, sobre el presente, saber que queremos en este momento y hacer para conseguirlo ayuda a disminuirla.

Vivir en este estado nos provoca desequilibrios emocionales. Hace que perdamos los papeles en un momento dado. Que explotemos haciendo daño a nuestros seres queridos. Que no estemos llenos con nuestra vida. Nos provocamos algunas enfermedades, entre otras cosas.

Deshacerse de la angustia pasa por cambiar nosotros. Moderar la nuestra mente, meditar, cuidarse física y emocionalmente, dejar vicios insanos: tabaco, drogas, comida, etc. Hacer lo que nos aporta alegría y bienestar, dejar de hacer lo que nos hace daño, son algunas de las acciones que nos alejan de este estado y nos aportan salud de forma general a nosotros y a los que nos rodean.

Yo he decidido vivir el presente que es lo único de que dispongo. El mañana posiblemente suceda o posiblemente no. Eso ya lo sabré. De lo que estoy seguro es que el presente esta sucediéndome ya.

Decido vivir mi presente, ¿Qué decides tú?

miércoles, 10 de octubre de 2012

SOLEDAD

Estar solo suele verse como un estado negativo, triste y doloroso. Normalmente oigo hablar a la gente que está o se siente sola desde la amargura. Como si fuese el mundo quien tuviese que rescatarlos de ese estado en el que se encuentran.

Caer en la soledad no es algo que nos imponen, no es algo que nos viene de fuera. Suele ser un estado que elegimos por muy diferentes circunstancias y sin darnos apenas cuenta.

Estar solo es nuestra naturaleza. La soledad es un estado más que nos acompaña a lo largo de nuestra vida. Pasamos muchos momentos solos, incluso cuando estamos con gente podemos sentirnos tremendamente solos.

Estar en la soledad tiene muchos beneficios. Podemos crecer, madurar y ser más felices. Yo soy de la opinión que todo ser humano tendría que pasar una época en su vida en soledad, contactando consigo mismo. Así apreciaría la compañía y se apreciaría mucho más así mismo.

He estado mucho tiempo solo. He hecho deporte, viajado, visto la tele, meditado, etc, solo. Hay quien le puede parecer muy triste esto, pero para mí fue tremendamente beneficioso.

Estando solo descubrí quien soy actualmente. Que es lo que quiero para mi vida. Que necesito en esta etapa de mi existencia. Descubrí al otro y establecí un mejor contacto con la realidad y con la existencia.

La soledad es un estado tremendamente beneficioso. Sé que duele mucho estar en ella. Sé que  te lleva a tu más profundo infierno y por ello sufrido y sentido. Pero por eso mismo es sanadora. Es permitir que el ciclo natural de la vida inunde nuestro más profundo ser y poder aceptar todo aquello que la vida nos tenga preparado.

Para mi estar en soledad nos crea un paréntesis en este mundo loco donde todavía podemos tener solución de esta vida loca que tenemos actualmente.

Estar solo no es lo mismo que estar en soledad. Se puede estar solo y no sentir la soledad. Y se puede no estar solo y sentir fuertemente la soledad. A este estado último le llamo la soledad acompañada.

Para mí la más sana es estar totalmente solo. Permitirse no tener que depender ni que nadie dependa de uno. Ser uno mismo libre de decidir sobre todo lo que se es y sucede en nuestra vida.

Si no somos capaces de ver la soledad desde una perspectiva sana y comprensible, se cae en el autocompadecimiento y en la queja continua. Entonces se pasa de una soledad sana a una enfermiza, insana y toxica.

Al fin y al cabo el punto de partida es estar solo. Nacemos solos y morimos solos. Nadie puede hacerlo por nosotros, ni nadie nos ha dado un manual instrucciones de cómo hacerlo. Así que vivenciar estas cosas en soledad nos permite crecer de manera muy significativa.

Pasar unos minutos al día solos, con nosotros mismos, sintiéndonos y permitiéndonos ser, hace que nos volvamos más auténticos, más genuinos. Y por desgracia, este mundo está muy falto de gente así.

Permitámonos estar solos. Estemos solos, hagámonos amigos de nuestra soledad y nos volveremos seres con otra luz que ilumine este mundo tan degradado, tan lleno de locura y sin sentido.

lunes, 1 de octubre de 2012

LIBROS

Estoy recostado en mi sofá mirando por la ventana y viendo como la lluvia resbala por los cristales. Me siento tranquilo y relajado. La vista se me va hacia las estanterías donde tengo los libros. Los conozco por el color: El Mozárabe, El Ocho, El clan del Oso Cavernario, Los Intocables, El Último Judío, etc.

Cada uno que miro lo asocio a una época de mi vida. Unos me recuerdan viajes, otros situaciones difíciles que he vivido, otros amores pasados, otros enseñanzas adquiridas, otros mi amor actual, otros a mis padres, otros a mis amigos, etc.

En una vitrina tengo el primer libro que me compre en mi vida: Corazón se llama. Lo compre en el colegio por recomendación de mi profesora.

Los miro y siento que sin ellos mi vida no sería la misma. Sin esos momentos de alegría, de tristeza, de aventuras imaginadas leyéndolos yo no sería el que soy.

Ahora han salido unos aparatos electrónicos para leer. Tal vez sean más prácticos, más dinámicos, más funcionales pero no tan románticos, ni reproducen ese ambiente envolvente que me provocan las páginas y el olor de un libro en mis manos.

Leer me traslada a otros universos, me lleva a otras vidas dentro de la mía. Leer, interpretar y fantasear es todo cosa mía leyendo un libro.

Dos personas que leen un mismo libro tienen, crean, manejan fantasías distintas de lo que ambas leen. Leer es entrenar la mente y la fantasía dentro de unos límites razonables sin que se desparramen por el universo.

Leer también es escuchar a los otros. Es escuchar de forma escrita lo que otras personas nos tienen que decir. Es cierto que podemos seleccionar lo que leemos o preferir este o aquel libro. Lo que es cierto es que siempre leemos el libro que en ese momento necesitamos leer.

Para mi leer es cuidar el alma. Es alimentar lo más interno que hay en nosotros. También los que leemos somos personas que buscamos, somos buscadores de algo. Los motivos de leer son muchos y muy variados. Uno de ellos es que se busca algo en lo que escribe la gente. Ser un buscador es escuchar a todos y quedarse con lo que uno considera necesario para sí mismo.

Estoy orgulloso de mis pocos libros. No me importa que me cueste esto o aquello un libro, lo que me molesta es no leer aquel que me llama la atención.

Si¡¡¡¡ me gusta ver los libros que tanto me han enseñado y tanto me han aportado.

Leer sana el alma, abre el corazón, cultiva la mente, crea armonía y genera felicidad.

Pero para leer hay que estar un poco loco. Los cuerdos siempre leen lo mismo y eso cierra la mente. Lee todo y te abrirás.

 Lee cualquier libro por aburrido que sea, al final lleva un mensaje para ti.