Es curioso como percibimos las cosas y como cambia esa
percepción según nuestros intereses. Si no somos capaces de ver esto en
nosotros, podemos observar a los demás y descubrir estos cambios según sean los
intereses en juego.
Cuando hablamos de la verdad, en realidad nos estamos
refiriendo a como vemos nosotros las cosas. Como las percibimos. Esta forma de
interpretar el mundo que tenemos cada uno es tan subjetiva que en realidad no
existe la verdad como tal. Existen tantas verdades como personas hay en el
mundo.
Esta forma de pensar es muy abierta y atenta directamente a
nuestro ego. Este, al querer llevar la razón siempre, desecha aquello que va
contra él, aquello que lo debilita y entonces desechamos aquello que no va con
nuestra forma de pensar.
Así surge la discriminación en la libertad de expresión y en
otras cosas. Surge la superioridad étnica, racial, de casta, etc. Sentirse superior
o inferior sólo es un síntoma de que nuestra percepción está algo atrofiada.
Al igual que en la niñez nos enseñaron que existían cinco
sentidos, cosa que es falsa, así sucede con la manera que nos enseñan de cómo ver
nuestro mundo. Percibir no es sólo ver lo que vemos, es también sentir lo que
no se ve y las fuerzas que hay actuando. Teniendo en cuanta la máxima percepción
de que somos capaces de alcanzar nos podemos hacer una idea más completa de la
situación. Y aún así, estaríamos equivocados debido a la existencia de la falta
de información.
Cuando nuestra percepción la tenemos mermada sólo nos quedan
dos salidas. O la aumentamos o la disminuimos. O sube o baja, no hay más. Para aumentarla
hemos de trabajar. Hemos de poner empeño, aumentar nuestra consciencia y
despertar nuestros sentidos adormilados, recordemos que son más de cinco. O bien
seguimos dormidos. Entonces solo podremos guiarnos en la vida por un conjunto de
leyes impuestas llamada moral. Y cuando estamos dentro de ella, lo que se
ajusta a sus artículos es lo que llamamos el bien y lo que esta fuera es el
mal.
Así aparece el bien y el mal. Sólo es una cuestión de mala
percepción, de autoengaño, de un dormir cómodo, sin esfuerzo y que nos deja sin
capacidad de respuesta espontánea que hace que nos volvamos automáticos y
condicionados.
Cuando estamos en la moral, sucede algo muy curioso. Para ejercer
y para hacer cumplir las leyes autoimpuestas se crea una figura interior al
cual podemos llamar juez. Este juez refuerza la moral creada haciendo cumplir
las leyes y si nos las saltamos siendo espontáneos o simplemente no nos sirven,
nos castiga con un sentimiento de culpa que hace que nos volvamos rígidos y
muertos.
Este sentimiento de culpabilidad nos quema el corazón, la
mente y el alma.
Me gusta observar la vida. Me gusta viajar. He estado en
varios países. He visto que hay cosas que aquí se comen de una determinada
manera y allá no. Esto me llamó mucho la atención. Un mismo producto elaborado
de diferente forma.
Con la moral sucede algo parecido. Esta se rige por las mismas
reglas aquí o allá pero el contenido varia. El producto es el mismo, la forma
de elaborarlo es distinta. Tal vez sea porque es creada por una misma mente?
Creo que esto lo ilustra mejor. En Europa, ver los pechos de
una mujer puede ser sensual, erótico. El mismo hecho en África se ve distinto. Una
mujer con los pechos al aire en algunas partes de ese continente es normal, no
hay erotismo ni sensualidad en ello. La moral es algo artificial, creada por el
hombre según creencias y conductas aceptadas en la sociedad donde se
desenvuelve. En la naturaleza no existe la moral.
Fritz Perls dice que hasta las piedras son conscientes de sí
mismas. Opino como él. Tal vez sean capaces de tener tanta consciencia que por
ello mismo no tengan la necesidad de respirar al saber estar quietas, inmóviles
Aumentar nuestra consciencia limpia nuestra moral, tanto que
puede llegar incluso a eliminarla. También elimina las espinas de nuestra vida
y hace que nos sintamos más en armonía.
Como he dicho, si no hacemos que aumente nuestras
consciencia esta disminuye y nos hace unos barbaros. Lo cual queda demostrado
con solo echar un vistazo a nuestro mundo, como lo tenemos y que sociedades
hemos creado en el.
Como dijo Jesús: todos tenemos unos talentos (consciencia),
que produzcan intereses o ganancias en su movimiento depende sólo de nosotros. Y
si no trabajamos con ellos para generar más talentos perdemos los pocos que nos
quedan hasta quedarnos vacios. De nosotros depende.