miércoles, 12 de diciembre de 2012

CONFESIONES


Padre me confieso de qué he pecado.

He pecado de inconsciencia.

Si hubiese sido más despierto…

… habría cometido más errores para aprender de ellos.

Me confieso de haber escuchado poco.

Me confieso de haber hecho poco caso a mi corazón…

…de haber sido muy racional y perderme media vida.

Me confieso de no haber mirado más a los ojos..

… de haber tenido tanto miedo…

… de no haber dicho lo que pensaba en ese momento.

Me confieso de no haber dado más abrazos…

… más besos…

… más ilusiones y esperanzas.

Me confieso de no haber sido más yo y menos mi fachada.

Me confieso de crear mi caparazón y no salir de él.

A partir de ahora…

… viviré alocadamente…

… cuidare a mis padres…

… amare a mi pareja…

… tendré en cuenta a mi familia…

… cuidare los detalles…

… caminare descalzo por la hierba…

… tocare los árboles…

… me bañare en el mar…

… contemplare las puestas de sol…

… acariciare los gatos…

… jugare con los perros…

…hablare con mi gente…

… escuchare a mi enemigo…

… contemplare la luna…

… tomare el sol…

… saboreare una cerveza en el calor…

… y en el frio tomare una copa de vino…

… disfrutare las comidas agradables…

… saldré a pasear en bici…

… patinare por el río…

… comeré a la orilla del mar…



TENSIONES MUSCULARES



Husmeando por el facebook encontré una nota en la que dice: “la llave para todo es, soltar”.

La frase me ha llamado la atención. Soltar parece fácil a simple vista. Abrir la mano y dejamos de aferrarnos a algo o a alguien.

Me gusta pensar que esto es así, pero no me he de dejar engañar.  Soltar es fácil, abriendo la mano… ¿pero es igual de fácil abriendo el corazón? ¡Sí! Aunque es una cosa muy distinta. A menudo oigo a mi alrededor: “perdono pero no olvido”. Esto no es soltar. Es aferrarse con mucha fuerza y a la vez tratamos de mantener nuestra conciencia tranquila.

Todo este juego que nos hacemos a nosotros mismos para autoengañarnos se nos ve reflejado en el cuerpo. Si somos hábiles con las percepciones podremos descubrir como una persona está trabado y cuál es su traba mirándole y escuchando su sermón intelectual.

Todo lo que nos sucede en la vida y como lo enfrentamos nos queda reflejado en el mapa de nuestro cuerpo. Los nudos, tensiones, dolores e incluso ciertas enfermedades están registradas en nuestro cuerpo.

A veces los nudos musculares nos están indicando que estamos necesitando para llevar una vida en equilibrio. Pero aparte de ciegos estamos sordos. No escuchamos a nuestro cuerpo y en ocasiones, cuando lo hacemos es tarde o forzados.

Soltar los rencores, angustias, fantasías, ansiedades parece sencillo, fácil. Pero en muchas ocasiones nos aferramos a todo esto porque es lo único que creemos que es la vida.

Por no es así.

Existe otra forma de vivir. Otra manera de ver las cosas. Sólo con tener un poco de duda sobre lo que consideramos una certeza nos puede ayudar mucho.

Cuando un musculo del cuerpo nos duele, se contractura, sólo está reflejando a nivel físico una contractura a nivel emocional y a nivel espiritual.

Yo no utilizaría el verbo soltar para ayudar a solucionar estos entuertos. Usaría el verbo ser, para mi es más preciso. Hace que me haga responsable de lo que me está sucediendo y me dé capacidad para responder de forma adecuada.

Cuando soy, cuando soy con consciencia puedo elegir si quiero dejar de ser. Cuando suelto, dejo de aferrarme pero no hay cambios en el ser. Si queremos cambiar no tenemos que irnos a las afueras, hay que profundizar dentro. En el ser. En lo más intimo de nosotros.

No hay ningún médico que pueda curarnos. El galeno, como todos conocemos puede sanar nuestro cuerpo por un espacio corto de tiempo, pero jamás sanará nuestra alma. Podrá arreglar la cara pero jamás podrá arreglar la cruz de nuestra moneda. Ahí solo podemos acceder nosotros. Pueden guiarnos, pueden señalarnos el camino, pero jamás pueden recorrerlo por nosotros.

Para soltar hemos de caminar nosotros solos, con nuestros propios pies. Para eliminar las tensiones musculares y emocionales hemos de meternos en ellas y descubrir que nos quieren enseñar. Ninguna droga, ni espectáculo, ni circo, ni ayuda pueden ayudarnos a crecer. Sólo nuestro valor, nuestra fuerza, nuestra voluntad, nuestro coraje, nuestra capacidad de apertura y de desaprender y reaprender pueden ayudarnos a madurar.

¡si! Hemos de soltar, pero antes hemos de descubrir que es lo que nos tenía atados. Porque estábamos fijados. Que nos estaba pasando y para que lo hacíamos.

Esto requiere valentía y coraje. Supone responsabilizarnos de nuestra vida, de nuestras acciones. Supone aceptar que no podemos cambiar nada excepto a nosotros mismos. Aceptar que cada uno es responsable de sí mismo. Es aceptarnos como realmente somos.

Esto es vivir en la realidad. Es vivir sin fantasías, es vivir sin aferramientos y lo que es peor. Vivir sin la esperanza de ayuda.

Aprendiendo que solo te puedes ayudar a ti mismo. Sabiendo que al final la decisión solo la puedes tomar tú, en soledad y dependiendo lo que decidas así será tu vida. Esta es la realidad, esta es la verdad. Esta es la verdadera libertad.